Silencio o la nada

Antonio Parreño es humano

El periodista cubría un juicio contra miembros de Al Qaeda por el secuestro de cooperantes españoles

Antonio Parreño, periodista ilicitano de reconocida solvencia, sufrió un episodio que, a casi todo el mundo, le ha ocurrido en su vida profesional. Por aquello de que todos somos humanos. ¡Se quedó en blanco! Algo que en un país como éste, se resume en esta historieta que recorre internet…

Error en el colegio

La conexión en cuestión tuvo lugar en el Telediario 2 de Televisión Española. Corría el año 2010 y se juzgaba en Mauritania a los secuestradores de tres cooperantes españoles, pertenecientes a Al Qaeda en el Magreb. De manera que, cuando David Cantero, flamante presentador de aquel momento, da paso al reportero, éste empieza su crónica, pero a la mitad de la misma se queda sin palabras. Literal.

Antonio Parreño, todo un profesional

De la profesionalidad de Parreño no cabe ninguna duda. Dice Wikipedia que, entre junio de 2010 y diciembre de 2012 fue corresponsal de los informativos de TVE en Rabat (Marruecos), desde donde se desplazó para hacer la citada cobertura.

También ha aportado información referente a las Primaveras Árabes y sobre la muerte de Gadafi.

Un buen periodista, como a mi modesto entender es este muchacho, puede sufrir este tipo de cosas. ¿Quién no se ha quedado en blanco al hacer la compra, al dar respuestas a un examen… al pedir una cita a la chica/chico con la que se desearía estar? Cosas que pasan.

El problema de un medio de comunicación es que la exposición es total. Algo que la gente empieza a valorar cuando ha de dar una formación, hablar en público…

Mientras tanto, la profesión periodística es una de las más criticadas. Siempre. Incomprensiblemente para quienes nos dedicamos a ella.

Todo el mundo te ve. Más aún si, en una tarde noche veraniega, en el Telediario 2 de TVE te pones a contar una noticia clave en la política internacional del momento.

Cuestión de mala suerte, no de falta de preparación

Tuvo mala suerte este muchacho que, por suerte, sigue estando entre los profesionales que informan en TVE.

Y, como muchos sabrán, aunque esto les habrá hecho algo de gracia -a mí, en este caso, no mucha, la verdad-, esto nos puede pasar a todos. En ocasiones sin horarios y con bastante incomprensión por parte de la sociedad.

Como muestra, esto que le pasó a una compañera de Parreño recientemente en Barcelona. En su caso, en teoría, no se encontraba en un país con las libertadas secuestradas ni nada que se lo parezca.

Pero la reacción de aquellos a los que se les llena la boca con la palabra libertad, es la que muestran las imágenes. Sin trampa, ni cartón.

Nada que añadir, señoría.

Precisamente, Parreño compartía este hecho en su perfil de Twitter después de que sucediera.

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José María Sánchez del Monte
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